viernes, 11 de septiembre de 2009

Gracias maestros

El Maestro solo llega,
cuando el aprendiz está preparado para aprender.
¿Qué podría yo enseñarte que no supieras aún?
¿Qué podrías enseñarme que no supiera yo ahora?
¡Tantas cosas!
Hay tantas cosas que no sé,
tantas cosas que no sabemos.
¿Podrías enseñarme lo que yo no quisiera,
cosas en las que yo no tengo ningún interés?
Posiblemente,
pero de seguro que así como me las enseñas,
se me borrarán, porque no les pongo atención,
porque no me interesan,
porque todavía no ha madurado en mi esa capacidad
para entender aquello con lo que me quieres aleccionar
Entonces,
¿de qué sirve la enseñanza si yo no puedo entender
lo que me muestras?
Hay cosas que seguramente se grabarán en mi memoria
y aún cuando pase el tiempo
y ya no recordemos cómo fue que las aprendimos,
en algún momento surgirán
del arcón de los recuerdos (que ni siquiera serán recuerdos),
como algo espontáneo, como algo natural,
pero aquellas cosas por las que me interesé,
por las que pregunté hasta obtener una respuesta
que completara lo que de mi nacía como un deseo,
como una emoción, como una ansiedad,
esas cosas, no se me borrarán jamás.

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