Allá por febrero de este año comenzamos a elaborarlo, a partir de las problemáticas que los docentes de la escuela acordamos como de mayor importancia. Se nombraron muchas situaciones a superar, de todo tipo: edilicias (falta de un lugar cubierto para actividades tales como educación física, o patio cubierto, o bien aula taller de plástica o tecnología, aula de computación demasiado pequeña para la concurrencia de un grado completo, máquinas obsoletas, etc. todas ellas posibles de resolver a partir de la construcción de un SUM, o salón de usos múltiples y mejorar el equipamiento disponible), otras fueron las situaciones pedagógicas, tales como la necesidad de que los niños puedan aprender para ellos, sean capaces de pensar y argumentar con autonomía, y sobre todo, que adquieran los conocimientos necesarios para lograr la autoría de su propio pensamiento. Pensamos lograrlo favoreciendo las instancias de trabajo colectivo, en las que a partir del diálogo entre pares y la mediación de contenidos y docentes enseñando, se construya y apropie el conocimiento necesario para enfrentar de la mejor manera posible los tiempos que corren, llenos de incertidumbres pero también de esperanzas y posibilidades.
Semejante tarea, no podemos realizarla sin el apoyo de las familias. Por este motivo seguimos trabajando con ellas en la construcción de los acuerdos necesarios que posibiliten este desarrollo educativo en el marco del respeto de pautas de convivencia sanas y democráticas y del sostenimiento de los límites protectores de estos niños que nos reunen y nos convocan.
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